Yo no pedí mi cuerpo de cetáceo, estoy hecho para el solitario que parece infinito, que se difumina hacia el negro al explorarlo...
Yo no pedí mi cuerpo de cetáceo, prefiero bailar con los dorados o reírme con los payasos, que residen en anémonas y tienen vecinos coloreados...
Yo no pedí mi cuerpo de cetáceo, con tolerancia al frío, con una presencia que acapara. Solo quería habitar el arrecife, parecen esas fiestas tan apacibles, para el alma, para la dicha...
Pero solo puedo observar, dibujarme e imaginar; porque aún con un tenue movimiento, he de generar conmoción y polvero...
Yo no pedí mi cuerpo de cetáceo...
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